Quiénes Somos

¿Quiénes somos?

Medio Pan y un Libro es una librería ubicada en el barrio porteño de Villa Ortúzar, en la intersección de las calles Virrey Avilés y 14 de julio, desde 2019.

Desde un inicio, la librería trabajó su catálogo de manera muy curada, especializándose en temáticas ligadas a las Ciencias Sociales, etnobotánica y a los feminismos, buscando también libros específicos por encargo de lxs lectorxs. No obstante, Medio Pan y un Libro creció con la incorporación de una importante oferta de narrativa argentina, latinoamerica y universal, trabajando especialmente con editoriales y distribuidoras independientes y alternativas.

Del mismo modo, la incorporación de un catálogo cuidado de literatura infantil ubicó a la librería como una excelente opción para toda la familia.


¿Por qué Medio Pan y un Libro?

En septiembre de 1931, el poeta español Federico García Lorca leyó en voz alta este manifiesto a favor de los libros y la lectura. Se inauguraba la biblioteca pública de su pueblo natal, Fuente Vaqueros, en Granada, y aunque las bibliotecas ahora van más allá de los libros, su mensaje sigue siendo tan vigente como entonces.

"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. 'Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre', piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
 

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor', y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita, y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!'. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida."

 

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